*En Kalli Jaguar, los poblanos se convierten en turistas porque se puede encontrar una muestra de la rica gastronomía guerrerense con diferentes antojitos tradicionales
Antonio Zamora
Puebla, Pue.- A la llegada una fachada con tipografía emblemática con el animal representativo de Guerrero: la cabeza de un poderoso jaguar. A los comensales los reciben con mezcaleros de carrizo pintados a mano colgados en la parte superior del techo que adorna el lugar.
El lugar se ha convertido en el orgullo de los guerrerenses que viven en Puebla y que llegan aquí para convertirse en guías gourmet, por lo que los poblanos se convierten en turistas.
“Parte el chicharrón y la tostada y échalo al pozole”, se le escucha decir en una de las mesas a una chica a su acompañante mientras de fondo están los danzones característicos de Guerrero.
En las paredes se observan las figuras emblemáticas de los Tlacololeros, una danza tradicional en diferentes partes del estado, por otro lado, se logran ver las tradiciones cabezas de jaguares hechas de madera, unas hermosas artesanías guerrerenses.
Ubicado en la calle 39 oriente, a unos metros de Plaza Dorada, en este pequeño rincón hay una muestra de la gastronomía de esa entidad del sureste del país, como el tradicional pozole estilo Guerrero, uno de los principales platillos característicos de la localidad.
“Hace seis años se inició este proyecto, se quería mostrar la riqueza gastronómica de Guerrero en una ciudad con tanta tradición culinaria y afortunadamente ha sido bien aceptada”, contó Julieta, quien junto a Miguel abrieron este restaurante tras llegar a Puebla desde Chilapa de Álvarez, en Guerrero.
El pozole verde, preparado con una base de pepitas de calabaza molidas, es una delicia que suele servirse en fiestas o en el tradicional “jueves pozolero”. Esta tradición, según cuentan los trabajadores del lugar, reúne a familias y amigos en torno a una cazuela humeante generalmente acompañada de mezcal, la bebida emblema del estado. En la preparación, se coloca un cucharón de maíz y caldo en una cazuela, seguido de carne desmenuzada, que puede ser de cerdo o pollo, según la preferencia del comensal.
En ciertas regiones de Guerrero, es común que el pozole se sirva con un huevo crudo o cocido, ya sea completo, solo la yema, o incluso rebanado. Además, algunos prefieren agregar queso fresco o incluso un chorrito de mezcal, lo que intensifica aún más el sabor.
Además del pozole guerrerense, también hay antojitos como tradicionales tacos dorados y las famosas “chalupitas”, pequeñas tortillas fritas, hechas de maíz, que se cubren con salsa verde, carne de pollo, cebolla picada y una porción generosa de queso fresco y crema, lo que les otorga un contraste entre lo crujiente de la tortilla y lo suave de los ingredientes.
Uno de los platillos estelares de este sitio son las carnitas en vinagreta, una deliciosa versión de las tradicionales carnitas mexicanas, pero con un toque fresco y ácido. Son trozos de cerdo cocidos lentamente hasta quedar crujientes, se bañan en una vinagreta hecha con una mezcla de aceite, vinagre, jugo de cítricos, hierbas frescas, y especias.
Para pasar el bocado, está la bebida conocida como “chilate”, originaria de Ayutla de los Libres, Guerrero, preparada a partir de cacao, arroz, canela y azúcar una bebida que se sirve fría.
Son las seis de la tarde y el lugar está a tope, pocos comen, pero sí beben, los shots de mezcal son servidos por los meseros para amenizar la sobremesa en la que el común denominador de la plática es definir qué cocina es mejor, si la de Guerrero o la de Puebla.